México está entrando en una nueva era de gobernanza climática. A medida que crece el impulso global hacia la divulgación estandarizada de sostenibilidad y la alineación con los objetivos de cero emisiones netas, el país está fortaleciendo sus marcos de cambio climático, reporte de carbono y divulgación ESG.

Durante los próximos años, se espera que México pase de un conjunto fragmentado de políticas ambientales a un régimen de divulgación climática más integrado, que vincule la contabilidad de carbono con el reporte financiero y siente las bases para un futuro Sistema de Comercio de Emisiones (SCE) obligatorio. Estas reformas posicionan a México como una de las primeras economías emergentes de América Latina en avanzar hacia estándares de sostenibilidad alineados con el IFRS y en preparar la transición de su sistema piloto de comercio de emisiones hacia un mercado operativo.

Para las empresas que operan en México o que forman parte de su cadena de suministro, estos desarrollos representan más que un cambio regulatorio: implican una transformación estructural en la forma en que las emisiones son medidas, verificadas y reportadas. Desde la expansión del Registro Nacional de Emisiones (RENE) hasta el lanzamiento de un mercado federal de carbono y la divulgación ESG obligatoria, las organizaciones enfrentarán nuevas obligaciones de cumplimiento, pero también oportunidades para mejorar la transparencia, la eficiencia y la competitividad en una economía global que avanza hacia la descarbonización.

A continuación, un resumen de lo que ya es obligatorio, lo que viene en camino y cómo las empresas pueden prepararse para anticiparse al panorama regulatorio en rápida evolución de México.

1. Registro Nacional de Emisiones (RENE)

Bajo la Ley General de Cambio Climático (LGCC), las empresas que emiten más de 25,000 toneladas de CO₂e al año deben reportar anualmente al Registro Nacional de Emisiones (RENE). El incumplimiento o la falsificación de información puede resultar en sanciones de 3,000 a 10,000 días de salario mínimo, lo que hoy representa más de 2 millones de pesos. Vigente desde 2014, esta obligación aplica a los grandes emisores industriales, como fábricas y plantas de generación eléctrica.

Por qué es importante:

  • Las instalaciones por encima de este umbral están legalmente obligadas a presentar datos de emisiones verificables y auditables.

  • El reporte de carbono ya no es voluntario: es una exigencia regulatoria.

  • Cumplir de forma temprana fortalece la preparación para las futuras reglas de mercado y divulgación ESG.

2. Impuesto Federal al Carbono sobre Combustibles Fósiles

Desde 2014, México aplica un impuesto federal al carbono sobre combustibles como gasolina, diésel, carbón y gas natural. La tasa promedio es de aproximadamente US$3–4 por tonelada de CO₂, variando según el tipo de combustible y su contenido de carbono, con el objetivo de incentivar el uso de energía más limpia y eficiente.
Las empresas pueden usar créditos de compensación (por ejemplo, proyectos MDL) para reducir su carga fiscal, aunque la elegibilidad para estos créditos sigue siendo limitada y estrictamente definida.

Puntos clave:

  • Aun las empresas fuera de los mercados de carbono enfrentan presiones de costos indirectos a través de insumos gravados.

  • Medir y gestionar las emisiones ayuda a identificar oportunidades de eficiencia que reducen tanto los costos operativos como fiscales.

  • Este impuesto sienta las bases para futuros mecanismos de mercado y sistemas de comercio de emisiones.

3. Sistema de Comercio de Emisiones (SCE) — Previsto para 2026

México ha estado desarrollando un Sistema Nacional de Comercio de Emisiones (SCE), tras fases piloto realizadas entre 2020 y 2021.  De acuerdo con el International Carbon Action Partnership (ICAP), el sistema cubrirá a los grandes emisores (≥ 100,000 tCO₂/año) en sectores como generación eléctrica, cemento y acero, que en conjunto representan cerca del 40 % de las emisiones nacionales de GEI.  Se espera la publicación de la regulación final próximamente, con operación completa a partir de 2026, sujeta a la formalización de las reglas.

Por qué es importante:

  • Las empresas cubiertas deberán mantener o comerciar derechos de emisión una vez que el sistema esté en marcha.

  • Será esencial contar con sistemas sólidos de Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV).

  • Las compañías que se preparen desde ahora podrán reducir los costos de cumplimiento y obtener una ventaja competitiva en un futuro mercado de carbono.

4. Reporte ESG Obligatorio para Empresas Cotizadas

A partir de enero de 2025, todas las empresas que cotizan en bolsa en México deberán presentar informes anuales de sostenibilidad ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Estos reportes deberán alinearse con los estándares IFRS S1 y S2, cubriendo gobernanza climática, riesgos, métricas y metas —incluyendo las emisiones de Alcance 1, 2 y 3. Se espera un modelo de aseguramiento por etapas, comenzando con divulgación inicial, luego aseguramiento limitado y finalmente aseguramiento razonable (auditoría) en los años siguientes.

Por qué es importante:

  • Incluso los proveedores privados de empresas cotizadas podrían ser requeridos a proporcionar datos de emisiones y sostenibilidad.

  • Contar con sistemas sólidos de divulgación ESG será pronto un requisito para acceder a mercados de capital y cadenas de suministro internacionales.

  • Esta regulación alinea los mercados financieros de México con los estándares globales, fortaleciendo la transparencia y la confianza de los inversionistas.

5. Normas Mexicanas de Sostenibilidad (NIF/NIS)

En mayo de 2024, el CINIF (Consejo Mexicano para la Investigación y Desarrollo de Normas de Información Financiera) publicó las Normas de Información Financiera y Sostenibilidad (NIS), que serán obligatorias a partir de enero de 2025 para las empresas que reportan bajo las NIF mexicanas (Mexican GAAP). Las empresas deberán divulgar alrededor de 30 indicadores clave de sostenibilidad, incluyendo emisiones de GEI, energía, agua y residuos.  El reporte de emisiones de Alcance 3 y de inversiones sostenibles podrá posponerse hasta 2026.  Las NIS están diseñadas para alinearse gradualmente con los marcos de divulgación climática del IFRS y del ISSB.

Por qué es importante:

  • Los indicadores de sostenibilidad adquieren el mismo peso regulatorio que los financieros.

  • Las empresas deben integrar los sistemas ambientales y financieros de reporte.

  • Esta convergencia fortalece la transparencia y fomenta prácticas consistentes de contabilidad de carbono.

Qué Viene (2025 – 2030)

1. Implementación Total del SCE (desde 2026):
El SCE de México se espera que se expanda a más sectores y que endurezca progresivamente los topes de emisión, lo que podría elevar los precios del carbono y la presión regulatoria.

2. Ampliación de la Divulgación ESG:
Para 2028, el reporte de sostenibilidad probablemente se extenderá a grandes empresas privadas y entidades estatales. Las instituciones financieras podrían verse obligadas a realizar pruebas de estrés climático, acelerando aún más la transparencia corporativa.

3. Ambición Climática Nacional:
El objetivo actual de México —reducir 50 % de sus emisiones para 2050— podría evolucionar hacia una meta formal de cero emisiones netas en 2050, impulsada por la alineación con socios comerciales como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.

En síntesis:
Hacia el final de esta década, la contabilidad de carbono y la divulgación climática serán funciones empresariales centrales en México. Las compañías que actúen de manera anticipada —midiendo sus emisiones, invirtiendo en energía limpia y preparándose para participar en el SCE— obtendrán estabilidad regulatoria y una ventaja competitiva sostenible.

Cómo SINAI Puede Ayudar 

En SINAI Technologies, nuestra plataforma y experiencia en contabilidad de carbono, cumplimiento regulatorio y descarbonización ayudan a las empresas a:

  • Construir inventarios precisos de emisiones de Alcance 1, 2 y 3, alineados con los estándares globales.

  • Integrar los reportes requeridos (RENE, NIS, ESG) en flujos centralizados de datos y divulgación.

  • Simular costos de carbono bajo regímenes fiscales y de mercado para orientar estrategias de inversión y reducción.

  • Gestionar la transparencia con proveedores a lo largo de cadenas de valor complejas.

  • Entregar datos auditables y paneles de control para cumplimiento e informes a inversionistas.

Conclusión

México está consolidando un nuevo marco de gobernanza climática. La contabilidad de carbono y la divulgación ESG están dejando de ser iniciativas voluntarias para convertirse en obligaciones regulatorias estratégicas. Las empresas que se preparen ahora —estableciendo sistemas verificables de MRV, alineándose con los estándares IFRS S1/S2 e integrando la sostenibilidad en su reporte financiero— no solo asegurarán el cumplimiento, sino que también fortalecerán su resiliencia y competitividad en una economía global de bajas emisiones.

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